Jesús Enrique Colombo salió en hombros de la tarde en la que se enfrentaba a la corrida de Miura, en el cierre de la Feria de San Fermín de Pamplona, después de cortar dos orejas y volver a cautivar a los tendidos pamplonicas.
Colombo finalmente se enfrentó a tres toros, tras el percance sufrido por Rubén Pinar en el comienzo de la tarde, en segundo, cuarto y sexto lugar, y logró sumar un apéndice en el primero y último de su lote, lo que le abría la Puerta Grande e inscribía en la historia del toreo en Venezuela, tras repetir una hazaña que ningún torero venezolano repetía desde Curro Girón en 1958.
Poderoso en los tres tercios, sublime en banderillas y con tres estocadas fulminante, Colombo volvió a conectar con los tendidos de Pamplona y logró lo que para él siempre había sido un sueño.